sábado, 1 de septiembre de 2012

El bullying no es un juego de niños


Ubicado en uno de los barrios de la Zona Nororiental, es reconocido en el sector como el "colegio de los gay".
 Del establecimiento, cuenta una profesora, por decisión de sus padres ya han sido retirados unos siete alumnos.
 En su ponencia en el segundo Simposio Internacional sobre Bullying o acoso escolar decía Hernando Muñoz, miembro de la junta directiva de Colombia Diversa y docente de la U. de. A, que como referentes que son para los estudiantes, lo que diga el profe "así será".
 Desde su postura, padres y docentes pueden llegar a propiciar el acoso que se presenta en los establecimientos educativos.
 No solo es la intolerancia con la diferencia, la actitud pasiva también puede alimentar un fenómeno generalizado en colegios privados y públicos y en ambos extremos socioeconómicos.
 Ciertos mitos, dijo a EL COLOMBIANO la investigadora chilena María Isabel Toledo, han sostenido y tolerado el acoso escolar.
 "Uno así se hace hombre, a mi me pasó, pero igual me hice fuerte y lo superé...", son afirmaciones que muestran como normales las relaciones abusivas entre pares.
 Una de las intimidaciones más graves, aseguró Enrique Cháux, docente de la Universidad de los Andes y Doctor en Educación de la Universidad de Harvard, es la que ocurre con la homofobia.
 En un estudio realizado en el 2006 con 87 mil estudiantes de Bogotá, se encontró que 1 de cada 3 estudiantes reconocía que, en el último mes, algún compañero había sido rechazado por parecer homosexual.
 Dentro de las investigaciones adelantadas en el país, la dirigida por Cháux se destaca como el estudio máximo en términos poblacionales.
 A partir de tres preguntas incluidas en las pruebas Saber de 2005, la Universidad reveló, entre otros datos, que entre los niños de quinto la intimidación es mayor en municipios afectados por el conflicto armado mientras que en noveno, se presenta más en zonas donde la riqueza está concentrada en unos pocos.
 De 53 mil estudiantes, un 29 por ciento en quinto y un 15 en noveno, aseguraron haber sido intimidados en los dos últimos meses previos a la presentación de la prueba.
 En noveno, a diferencia del grado quinto, aseguró, los acosadores focalizan su agresión en los más vulnerables: el nuevo, el de pocos amigos.
 "Es que le pegaron", le han dicho las mamás a Claudia Castañeda, docente de preescolar en la Joaquín Vallejo Arbeláez, para explicar las razones por las que sus hijos no quieren asistir a clases.
 El acoso termina por generar inasistencia y hasta ausentismo. "Los niños empiezan a sentirse enfermos para no ir al colegio y eso redunda en que los aprendizajes son menores", dijo Toledo con 15 años de investigación en el tema.
 Ya en clase, al excluir un estudiante de un trabajo, el mismo grupo se ve privado de su participación. "El bullying está afectando la calidad de la educación", ha podido establecer la doctora en Ciencias de la Educación.
 No es solo en el caso chileno. En el análisis Calidad Educativa en Colombia , de los resultados de la TIMSS 1995-2007, prueba internacional que permite identificar aquellos factores que inciden en los aprendizajes de los estudiantes (de cuarto y octavo en matemáticas y ciencias), se establece la relación existente entre la intimidación escolar y el rendimiento académico.
 A la pérdida de motivación por el estudio, se le suma la ansiedad, depresión y hasta el riesgo de suicidio.
 "Un cuaderno nuevo reemplaza uno roto, el morado se quita", dijo la investigadora María Clara Cuevas de la Javeriana de Cali, para explicar cómo la intimidación verbal o relacional no solo duplica la intimidación física sino que deja huellas imborrables.
 "A mi me pillan más fácil dando una patada que excluyendo a alguien". No es falso, "con tanta población no alcanzamos a poner los ojos en todos los estudiantes", reconoció una docente de un colegio público.
 En el cuadro de abuso hay un tercero, en este caso compañeros o profesores, que pueden asumir diferentes papeles: azuzar al intimidador, reírse o ser indiferentes, "pero con esa postura no protagónica lo que están haciendo es permitir, tolerar y reforzar que se cometa la intimidación", dijo Cuevas.
 En el estudio de los Andes, un 50 y 57 por ciento de los estudiantes fueron testigos de una agresión.
 "Si los observadores no hacen nada", advirtió Cháux, "la intimidación puede escalar porque el abusador está buscando reconocimiento".
El Bullying no es un juego de niños





No hay comentarios:

Publicar un comentario